El aceite de oliva virgen extra es un ingrediente clave en la dieta mediterránea, y ha sido valorado por sus beneficios para la salud desde la antigüedad. No es de extrañar que este aceite se mencione varias veces en la Biblia, donde se le otorga un valor especial como símbolo de la luz divina y la bendición de Dios.

En el Antiguo Testamento, el aceite de oliva se menciona en numerosas ocasiones como parte de los rituales religiosos judíos. En el libro de Éxodo, se prescribe el uso de aceite de oliva puro y virgen extra para ungir a los sacerdotes y consagrar los utensilios sagrados.

El aceite de oliva en la biblia como combustible

El aceite era un recurso comúnmente utilizado como combustible para proporcionar luz en las lámparas. Tanto en hogares modestos como en lugares de la realeza, se utilizaba aceite para iluminar la oscuridad de la noche. Incluso en el Templo, se requería aceite de oliva altamente refinado y puro para alimentar las llamas de las lámparas del candelabro. El libro de Levítico también establece que el aceite de oliva debe ser utilizado en las ofrendas a Dios, como un símbolo de la generosidad divina.

Así como el aceite puro y virgen era usado como combustible para el candelabro en el Templo, la sangre del Señor Jesucristo, que es su Espíritu (Juan 6:54-55 / 1 Pedro 1:11) es el combustible del candelabro de siete brazos que representa a su iglesia.

El libro de Hechos nos muestra que el candelabro de siete brazos, que es la iglesia de Jesucristo (Apocalipsis 1:20), fue encendido en Pentecostés mediante el aceite del Espíritu Santo, por ello nos refiere que sobre cada unos los miembros, se asentaron lenguas como de fuego. (Hechos 2:3 / 1 Tesalonicenses 5:19 / Apocalipsis 1:12-13 / Apocalipsis 1:20).

El Señor Jesucristo dice de su iglesia que somos la luz del mundo, comparándonos con una lámpara de aceite (Mateo 5: 14-16). De la misma forma compara a su iglesia con jóvenes vírgenes de las cuales, cinco de ellas que eran insensatas traían sus lámparas, pero no aceite para hacerlas alumbrar.

Y mandarás a los hijos de Israel que te traigan aceite puro de olivas machacadas para el alumbrado, para que la lámpara arda continuamente.

Éxodo 27:20

Manda a los hijos de Israel que te traigan aceite puro de olivas machacadas para el alumbrado, para hacer arder la lámpara continuamente.

Levítico 24:2

El aceite de oliva en la biblia como medicamento

En el Nuevo Testamento, el aceite de oliva se asocia con la curación y la sanación. En el Evangelio de Lucas, se describe cómo Jesús curó a un hombre que había sido atacado por ladrones y lo dejaron medio muerto. El buen samaritano que lo encontró derramó aceite de oliva y vino en las heridas del hombre para ayudar a sanarlas. En la Carta de Santiago, se recomienda el uso de aceite de oliva para ungir a los enfermos y orar por su curación.  

Los antiguos también usaban el aceite de oliva, ya fuere ingerido o untado, como ingrediente medicinal. Aplicado en hinchazones, dolores superficiales o heridas, el aceite de oliva era un elemento infaltable en los remedios de la época (Lucas 10:34 / Marcos 6:13 / Santiago 5:14).

EL ACEITE DE OLIVA EN LA BIBLIA COMO ELEMENTO CEREMONIAL

En los Salmos, se utiliza el aceite de oliva como una metáfora de la alegría y la satisfacción, como cuando se dice que Dios “ungió con aceite mi cabeza, y mi copa rebosa”. El aceite de la unción era preparado de forma especial y se le agregaban especias aromáticas de la mejor calidad (Éxodo 30:22-31). Estaba prohibido emplear de otra forma a este aceite de uso exclusivamente sacerdotal (Éxodo 30:32-33).

La liturgia cristiana ha incorporado el uso de aceites sagrados, los cuales se dividen en tres tipos: el óleo de los catecúmenos, utilizado para ungir a aquellos que serán bautizados; el óleo de los enfermos, utilizado para ungir a quienes reciben el sacramento de la Unción de los Enfermos; y el Santo Crisma, utilizado para ungir a los recién bautizados, a los confirmados y a quienes reciben las sagradas órdenes.

Además, este aceite se derrama sobre los altares durante su consagración. Los aceites sagrados deben ser elaborados a partir de aceite de oliva, y en su defecto, aceites vegetales que hayan sido aprobados por la conferencia episcopal (Código de Derecho Canónico, c. 874). 

El óleo de los enfermos y el óleo de los catecúmenos son bendecidos en la Misa Crismal que celebra el obispo en cada diócesis. Durante la misma ceremonia se consagra el Santo Crisma, al que se le añade un bálsamo fragante. Este bálsamo imparte un aroma de Cristo, al que hace referencia San Pablo.

Los aceites sagrados son renovados anualmente en la Misa Crismal, mientras que los aceites del año anterior se queman o se utilizan en lámparas para su consumo. Cabe destacar que el uso de aceites del año anterior no afecta la validez del sacramento, aunque solo deben utilizarse en casos de necesidad real.

Tú preparas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos; has ungido mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.

Salmos 23:5

Has amado la justicia y aborrecido la iniquidad; por tanto Dios, tu Dios, te ha ungido con óleo de alegría más que a tus compañeros.

Salmos 45:7

Que el justo me hiera con bondad y me reprenda; es aceite {sobre} la cabeza; no lo rechace mi cabeza, pues todavía mi oración es contra las obras impías.

Salmos 141:5

EL ACEITE DE OLIVA EN LA BIBLIA COMO ALIMENTO

En tiempos antiguos, las personas valoraban profundamente el aceite de oliva que Dios les proporcionaba para sus necesidades diarias. Este aceite se utilizaba para mezclar la harina que se usaba para hacer pan (1 Reyes 17: 8-16 / Levítico 2:4-7). Además, era un ingrediente esencial de un aderezo en la que se sumergía el pan (Juan 13:26).

Pero ella respondió: Vive el SEÑOR tu Dios, que no tengo pan, sólo {tengo} un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en la vasija y estoy recogiendo unos trozos de leña para entrar y preparar{lo} para mí y para mi hijo, para que comamos y muramos.

1 Reyes 17:12

EL ACEITE DE OLIVA COMO SÍMBOLO

Además, el aceite de oliva también se utiliza en la Biblia como un símbolo de la abundancia y la prosperidad. En el libro de Deuteronomio, se describe la Tierra Prometida como una tierra “donde fluye leche y miel” y “donde crece el aceite de oliva”.

El aceite es símbolo del Espíritu de Dios que nos aparta del mundo, nos consagra y nos santifica. Él nos unge limpiándonos y apartándonos –que es lo mismo que santificar– del mundo para un propósito divino (Éxodo 30:25 / Lucas 4:18-19 / Salmo 45:7)

Cuando Yeshúa entró al huerto de Getsemaní, proféticamente anunció su trituración como oliva para que saliera de “Él”, aceite puro. Fue machacado como una aceituna en el Getsemaní, fue probado, humillado, forzó su voluntad al sometimiento, se negó a sí mismo, y aunque tuvo opresión, dificultad y sufrimiento, obedeció hasta la muerte y muerte de cruz, intercediendo con sudor, sangre y lágrimas. El nombre Getsemaní en hebreo es “Gat Shmanim”, que significa “prensa de aceite”, lugar donde las olivas son traídas y molidas, la piel y la semilla se cuelan y son separadas, el resultado es aceite de oliva natural, el cual es un símbolo bíblico de la unción del Espíritu.

La oración del huerto (El Greco) Se conserva en la Iglesia de Santa María la Mayor de AndújarJaén

David entendió este proceso que dijo: Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí.

Salmo 50:10

En resumen, el aceite de oliva virgen extra se menciona varias veces en la Biblia, y siempre se le otorga un valor especial como símbolo de la luz divina, la bendición de Dios, la curación y la prosperidad. En la actualidad, sigue siendo valorado por sus beneficios para la salud y su sabor excepcional, y sigue siendo un ingrediente clave en la dieta mediterránea y en la cocina de todo el mundo.

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